
Esqueletos anónimos: un museo de EEUU en el centro de un debate ético

Gemelos siameses, fetos abortados y partes del cerebro de Albert Einstein se exhiben en el Mütter Museum de Filadelfia, una institución estadounidense dedicada a la historia de la medicina que recientemente se vio envuelta en un debate ético: ¿cómo conservar y mostrar restos humanos?
En las vitrinas de madera del museo hay tumores, quistes gigantes o miembros humanos gangrenados que atrapan las miradas curiosas de los visitantes. "Fascinante y aterrador", resume uno de ellos.
La institución, que posee 35.000 piezas, entre ellas 6.000 especímenes biológicos, fue creada en 1863 a partir de la colección personal de un cirujano local, Thomas Mütter, con fines pedagógicos.
A lo largo de los años la han enriquecido médicos, pero también donantes vivos. En 2020, un trasplantado de corazón donó su corazón, del tamaño de un balón de fútbol. El órgano flota hoy en un frasco junto a 139 cráneos humanos recogidos por un anatomista austríaco en el siglo XIX.
En 2023, bajo el impulso de una nueva dirección, el Mütter, que recibe más de 130.000 visitantes al año, lanzó el Post Mortem Project, cuyo objetivo era reflexionar con los visitantes sobre la mejor manera de presentar los ejemplares, adquiridos en su mayoría sin el consentimiento de los pacientes y expuestos sin detalles sobre su identidad.
Como parte de ese proceso, el museo borró cientos de videos de su canal de YouTube, que tiene más de 100.000 seguidores, así como una exposición digital de su sitio web.
"Ahí fue cuando empezó la polémica", recuerda Kate Quinn, exdirectora del Mutter, quien inició el proyecto. "Eran conversaciones internas que cobraron gran relevancia pública tras la eliminación de los videos de YouTube".
- Petición -
En un artículo de opinión publicado en The Wall Street Journal, un exdirector del museo lamentó que "un puñado de élites woke cuestionen el pasado del museo y comprometan su futuro", utilizando un término que los conservadores suelen usar de forma peyorativa para referirse a las ideas progresistas.
Poco después, se formó un grupo de activistas llamado Protect the Mutter. Su petición, que exigía la destitución de Quinn, consiguió más de 35.000 firmas.
"El contenido en línea estaba siendo destrozado, había cambios de personal, se cancelaban algunos eventos del museo", como su popular fiesta anual de Halloween, dijo a la AFP una miembro del grupo que prefirió permanecer en el anonimato.
Molesto por la controversia, incluso el paciente que donó su corazón trató en algún momento de recuperarlo.
Quinn, que dejó su puesto hace unos meses, asegura que la dirección "no quería cambiar radicalmente el museo".
"El objetivo era involucrar a la gente a participar en el debate y a acompañarnos en esta aventura", afirma, lamentando que "esto haya tomado tales proporciones".
- "Megacolon" -
Controversias similares han sacudido a otras instituciones occidentales, como el Museo Británico en Londres, en los últimos años.
Recientemente, el Mütter presentó las conclusiones de su Proyecto Post Mortem durante una velada especial, con el objetivo de "contextualizar" y sacar del anonimato su colección de restos humanos.
Caminando por las alfombras púrpuras del museo, inmersos en una atmósfera victoriana, los visitantes pudieron aprender más sobre la vida de Mary Ashberry, una mujer con enanismo cuyo esqueleto se encuentra expuesto, o de Joseph Williams y su "megacolon" de 2,4 metros de largo.
"La cuestión no es si debemos o no exponer restos humanos, sino más bien si podemos hacerlo de una manera que haga justicia a estas personas y a su historia", explica Sara Ray, nueva codirectora.
Aunque "la gente siempre ha sentido fascinación por el cuerpo humano y su diversidad", explica a la AFP la antropóloga Valerie DeLeon, "desde hace algún tiempo, mira estas colecciones y se pregunta cosas sobre las personas representadas, como '¿han elegido estar ahí?'"
La nueva dirección restableció el 80% de los videos del canal de YouTube, una decisión celebrada por los miembros de Protect The Mütter.
Pero todavía quedan preguntas difíciles por responder, como qué hacer con las piezas anónimos, cuestiona una activista, citando como ejemplo el esqueleto de un hombre de 2,29 metros cuyo nombre se desconoce.
"Este ejemplo de acromegalia debe exhibirse con respeto y ayudar a las generaciones futuras a comprender mejor una enfermedad crónica que sigue afectando a personas a diario", opina la integrante de Protect The Mütter.
R.Agosti--INP