Chile pasa de la revuelta social al clamor por mayor seguridad
Seis años después de que Chile se levantara contra la desigualdad social y propiciara el ascenso de la izquierda al poder, el país parece volcarse hacia la ultraderecha.
La Plaza Italia, epicentro de las manifestaciones en Santiago, fue despojada de los símbolos de un movimiento social que llegó a reunir más de un millón de personas en las calles clamando por mejor salud, pensiones y educación.
En una señal de que el país está pasando página, excavadoras están transformando este espacio en un nuevo parque.
"Nosotros los chilenos queremos tranquilidad. Las pensiones y todo (lo demás) se ganan con orden", dice a la AFP Teresita Cerda, una seguidora de 27 años del candidato ultraderechista Johannes Kaiser.
Las encuestas muestran a otro líder de extrema derecha, José Antonio Kast, y a la dirigente de la centroizquierda Jeannette Jara, una comunista, como favoritos para pasar a la segunda vuelta del 14 diciembre.
"Se acabó el webeo (fiesta)" para los delincuentes, proclaman los carteles de campaña de Kast, cuyo discurso implacable ante la inmigración irregular y los delitos violentos lo ponen como favorito de las encuestas para el balotaje.
Sentado en una terraza frente a la plaza, Benjamín Marcoleta, quien estuvo entre los manifestantes en 2019, asegura que unas eventuales protestas podrían ser más feroces si la extrema derecha gana las elecciones presidenciales.
"Si volvieran a haber protestas, la violencia podría ser aún mayor", afirma preocupado este fotógrafo de 29 años. Treinta personas fallecieron y 464 reportaron heridas oculares durante el estallido, según la fiscalía.
- Un mal recuerdo -
Las manifestaciones que se iniciaron en octubre de 2019 y se extendieron hasta marzo de 2020, reflejaron 30 años de frustración frente al modelo ultraliberal heredado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Pero los saqueos y destrucción generalizados amargaron a los chilenos, acostumbrados a ser uno de los países más seguros de la región.
La clase política propuso cambiar la Constitución de Pinochet para calmar las aguas, pero tras dos intentos fracasados, las consignas del estallido fueron quedando relegadas.
El recuerdo del estallido social "envejeció mal", afirma Mauricio Pérez, un contador de 42 años que apoyó las protestas. El gobierno "fue elegido por el fulgor del momento" y "no respondió a lo que se esperaba".
Pero "la lucha no ha terminado", advierte Patricio Mesa, un profesor de 48 años y activista de izquierda, quien resultó herido en la cabeza y el hombro durante las protestas.
"Recuerden mis palabras, volveremos aquí", agrega.
- La cuna del neoliberalismo -
El fervor reformista desatado por el estallido llevó al poder en 2022 a Gabriel Boric, el presidente más izquierdista de Chile en medio siglo y el más joven de su historia.
El exlíder estudiantil prometió en su inauguración convertir a Chile, "la cuna del neoliberalismo", en su "tumba".
Pero meses después sufrió una derrota aplastante cuando los chilenos rechazaron masivamente una propuesta constitucional progresista.
"No supimos cómo ganar", admite a la AFP Bastián Jul, vicepresidente del Partido Socialista.
Jul lamenta que el proyecto no se centrara solo en cuestiones fundamentales como "educación, salud o vivienda".
Con la mayoría de las demandas del estallido, incluida una flexibilización de las restrictivas leyes de aborto, fuera de la discusión electoral, los activistas dicen que Chile está listo para más protestas.
"Si nos regimos por lo que pasó en el 2019, obviamente podríamos vivir una convulsión de otro nivel", dice Nicolás Chacón, de 27 años, a AFP en un mitin electoral de la candidata izquierdista Jara.
G.Palmiero--INP